La danza, en su definición más elemental, podemos
considerarla una coordinación estética de movimientos corporales (Vilar, 2011).
Sin embargo, para diferenciarla del simple movimiento cotidiano, resulta
obligatorio añadir que dichos movimientos son generados con una plena intención
que va más allá de su utilidad mecánica, y pueden ejecutarse como una forma de
diversión, placer, estética o práctica social.
Dentro de las ciencias sociales, especialmente en la
antropología existe un “general acuerdo al caracterizar a la danza como un uso
creativo del cuerpo humano en el que el cuerpo es puesto en movimiento en el
tiempo y en el espacio, dentro de sistemas culturalmente especificos de
estructura y significado del movimiento, es decir, son movimientos
especializados que tienen significacion sociocultural, modos culturalmente construidos
de accion humana” (Mora, 2010).
Basada en los sentidos kinestesicos, la danza integra de manera
unica la experiencia personal profunda con las estructuras culturales. (…)Históricamente,
la danza revela experiencias culturales pasadas que iluminan el presente (Mora,
2010).
Como disciplina, la historia de la danza puede poner énfasis
en todo aquello que une a la danza con un contexto histórico especifico,
especialmente en relación a su capacidad para comunicar, expresar y significar
dentro de una época.
Referencias:
Vilar, José Rafael. 2011. Viaje A Través de la Historia de la Danza. ed. Palibrio
Mora, Ana Sabrina. 2012. El cuerpo en la
danza desde la antropología. Tesis dosctoral. Universidad Nacional de La Plata.
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